Islam y el medio ambiente: discursos y acciones ante la emergencia climática

Cuestiones de pluralismo, Volumen 4, Número 1 (1er Semestre 2024)
29 de Febrero de 2024
DOI: https://doi.org/10.58428/ZSSV9439

Comparte este contenido:

Por Johanna M. Lems

En los últimos años se han emprendido numerosos proyectos internacionales y locales desde una perspectiva islámica de la ecología. Después de la alianza "Umma4Earth" entre Greenpeace y numerosas entidades musulmanas, se presenta "Al-Mizan: un Pacto por La Tierra" para trabajar a favor de la justicia climática en todo el planeta.


 

El 2023 fue el año más caluroso a nivel global desde que hay registros en 1850. Pese a ello, el director del Servicio del Cambio Climático Copernicus del Programa de la Unión Europea para la Observación de la Tierra, advierte que “en pocos años 2023 será probablemente recordado como un año fresco”. En un mismo sentido se pronuncia Antxon Olabe en su libro reciente Necesidad de una política de la Tierra: “la emergencia climática y ecológica ya está aquí.”

Como es sabido, en septiembre de 2015 todos los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción mediante el cual se establecieron 17 objetivos (ODS) dirigidos a las esferas económica, social y ambiental, sobre todo para afrontar la emergencia climática. En 2023, a la mitad del camino, se confirma la falta de progreso en el cumplimiento de los ODS, por lo que la edición especial del Informe de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas, temiendo el fracaso de la Agenda 2030, alzó la voz de alarma y pidió un “Plan de Rescate para las Personas y el Planeta.” Los enormes desafíos ecológicos a los que nos enfrentamos, incluyendo la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y el cambio climático, precisan de todas las alianzas posibles para poner freno, de manera urgente, al empeoramiento de las condiciones que posibilitan la vida en este planeta. 

Las tradiciones religiosas pueden jugar un papel importante en la construcción de caminos –o puentes, como escribió también Carmen Madorrán anteriormente en esta Revista– para promover la cooperación entre diferentes grupos de actores y conseguir una transformación social, económica, moral y política. Su relevancia reside sobre todo en su potencial de movilizar a grandes cantidades de personas con el fin de emprender acciones y conseguir cambios sociales enfocados en la protección y el cuidado del hogar común que es la Tierra. Adicionalmente, el enorme patrimonio económico del que disponen determinadas organizaciones e instituciones religiosas puede desempeñar un papel fundamental si dichas entidades deciden convertir sus inversiones en sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

El islam no es una excepción: sus enseñanzas, discursos y prácticas inciden en la conducta de millones de personas pudiendo favorecer un compromiso ético musulmán con los asuntos de sostenibilidad como parte del movimiento civil más amplio y global a favor del medio ambiente. En general, para que una práctica, creencia o idea sea considerada islámica, necesita tener su base en el texto coránico o en los dichos y hechos del profeta Muhammad. Son numerosas las enseñanzas islámicas que sostienen una perspectiva ecológica del islam.

Una de las voces musulmanas contemporáneas más relevantes en los estudios sobre la ética ecologista en el islam es la de Ibrahim Özdemir. Este autor destaca en primer lugar la importancia de la noción del tawhid, que suele traducirse por la “unicidad de Dios” pero que también significa la “unidad de la realidad”, proporcionando una cosmovisión holística, integral e integrada. Según distintos estudiosos islámicos, una comprensión cosmológica islámica de la relación entre Creador y creación, así como de las obligaciones que tienen los humanos respecto a su Creador y para con el resto de la creación, demuestra que el humano como sucesor (jalifa) de Dios en la Tierra tiene la responsabilidad personal y colectiva de hacer el máximo bien (ihsan) y abstenerse de causar corrupción (fasad) en la Tierra. Una gran parte de los versículos del Corán y de los ejemplos del Profeta Muhammad tratan del cuidado de la Tierra, de los árboles, las plantas y todo tipo de animales, resaltando la importancia de una gestión sostenible de los recursos naturales que pertenecen a todos los seres vivos. La sensibilidad ecológica en el islam se encuentra también en la prohibición del consumo extravagante, del despilfarro del agua, o en la protección de zonas donde se establece el uso restrictivo de las reservas naturales (hima) o la consideración de territorios inviolables (harim). Ahora bien, no es el objeto de este artículo hacer si quiera una introducción básica sobre el ecologismo desde la perspectiva islámica dada la enorme amplitud del tema.  

En agosto de 2015, unos meses después de la carta encíclica Laudato si’ del papa Francisco sobre el “cuidado de la casa común”, se adoptó la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático durante el Simposio Internacional sobre el Cambio Climático celebrado en Estambul, Turquía. Dicha declaración, un trabajo fundacional que fue redactado por un conjunto de estudiosos islámicos y expertos en ecología de distintos países, había sido promovida por varias organizaciones incluyendo Islamic Relief WorldWide y la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Medioambientales (IFEES, en sus siglas en inglés).

Dos años después, en noviembre de 2017, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, en sus siglas en inglés) creó la iniciativa Faith for Earth o “Fe para la Tierra”. Se trata de un espacio de reunión y diálogo desde donde se busca fortalecer los vínculos entre líderes, organizaciones y otros actores religiosos con las autoridades encargadas de tomar las decisiones políticas. El proyecto pretende estimular la realización de buenas prácticas en el ámbito de la acción medioambiental por parte de actores religiosos, fomentando la participación intersectorial y multilateral. Asimismo, la coalición Faith for Earth busca lograr que las inversiones y operaciones de instituciones religiosas sean más ecológicas y que la combinación del conocimiento basado en los textos religiosos con la evidencia científica sirva para la difusión de mensajes espirituales más poderosos.

En los últimos años, y partiendo de esta perspectiva islámica de la ecología, se han emprendido numerosos proyectos internacionales, regionales y locales. En 2020, se creó Umma4Earth, una alianza entre la ONG ambientalista internacional Greenpeace y distintas entidades musulmanas con el objetivo de empoderar a las comunidades musulmanas frente a las crisis y de trabajar a favor de la justicia climática en todo el planeta. En la actualidad, Umma4Earth cuenta con más de 30 entidades de inspiración islámica establecidas sobre todo en países de mayoría musulmana –como Líbano, Egipto, Marruecos, Indonesia, Malasia, Iraq y Paquistán– pero también en Reino Unido, Canadá y Nigeria, así como con individuos expertos en materia de sostenibilidad medioambiental. Ubicados en diferentes continentes, estos actores comparten el propósito de poner en práctica la intersección entre la fe islámica y la acción climática mediante la organización de actividades a favor del cuidado de la Tierra y sus habitantes. Un ejemplo concreto de estas iniciativas ha sido la elaboración de una guía –acompañada de una app– con instrucciones para realizar las peregrinaciones a la Meca de forma más sostenible. Otros proyectos de Umma4Earth consisten en el desarrollo de un sistema de finanzas sociales islámicas para la acción climática y el programa de las mezquitas verdes, que promueve la adaptación de estas a la energía solar.

También a nivel local contamos con acciones concretas emprendidas con el fin de conseguir cambios sociales centrados en la protección del medio ambiente. Recientemente, el proyecto de la escuela de formación en jardinería cerca de Rabat en Marruecos, desarrollado por la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI), ganó un premio como finalista de la convocatoria Green Skills Award 2023. En dicho centro, con vocación social y medioambiental, hombres y mujeres marroquíes procedentes de situaciones socioeconómicas marginadas, reciben una formación profesional cualificada avalada por el Ministerio marroquí de Empleo. Su formación de tres años consiste en la teoría y la práctica de jardinería, del cuidado de plantas y del riego, entre otros valores verdes. Esta iniciativa, basada en las enseñanzas islámicas y llevada a cabo por la FUNCI en cooperación con varias entidades marroquíes, promueve una regeneración social y paisajística, así como una sensibilización ambiental y cultural.  

Interesante también, aunque más teórica, es la propuesta de un Green Caliphate o “califato verde” de la socióloga del islam y human ecologist Wardah Alkatiri, que defiende una visión política alternativa: una gobernanza medioambiental global movida por la fe. Alkatiri propone actuar contra la emergencia climática desde la justicia social, el intercambio de conocimientos –por la necesidad de encontrar soluciones que combinan el saber y las habilidades provenientes de todas las áreas de conocimiento– y la transformación cultural. Abogando por la puesta en marcha de prácticas de “relocalización”, un término usado en la sociología de los movimientos comunitarios verdes y que remite, en el contexto de emergencia ecologista, a un enfoque descentralizado de las políticas verdes, es partidaria de cooperar con otras redes de relocalización como Transition Network o Global Ecovillage Network. Teniendo en cuenta el fracaso del medioambientalismo convencional y el crecimiento de las desigualdades y crisis en el mundo musulmán, la autora considera que se trata de un asunto de máxima urgencia del que debería ocuparse un actor intergubernamental como la Organización de Cooperación Islámica.

Cuando se publica este artículo, se está celebrando en Nairobi, Kenia, la sexta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA, en sus siglas en inglés). En dicha sesión está prevista la presentación del documento Al-Mizan: a Covenant for the Earth. Al-Mizan, que significa balance o equilibrio en español, es una iniciativa novedosa, internacional, interseccional y multiinstitucional. Un equipo diverso formado por 13 estudiosos islámicos sunníes y chiíes, científicos y activistas ambientales de distintas partes del mundo ha dedicado su tiempo, energía y conocimiento a la elaboración de un “Pacto por la Tierra”. Durante dos años, sus instituciones –la Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura (ICESCO, en sus siglas en inglés); la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Medioambientales; la Universidad Üsküdar de Estambul; así como el Jardín Botánico Coránico, la Facultad de Estudios Islámicos y la Universidad Hamad bin Jalifa de Catar– se han asociado con Faith for Earth para la redacción del Pacto. Más allá de quedarse en un mero documento, el objetivo de al-Mizan y de los actores involucrados en su redacción es convertirlo en un movimiento global con el fin de conseguir una verdadera transformación social cultural ecológica y así “restaurar el equilibrio”. Para ello, el Pacto incluye un plan de diez acciones concretas. Las acciones propuestas comprenden, entre otras, la creación de una academia al-Mizan; un consejo de jóvenes líderes religiosos; un fondo común para la financiación de iniciativas locales; una red al-Mizan en la que se comparten conocimiento y experiencia; un Día Internacional de sensibilización; un premio global para el reconocimiento de logros locales; y una conferencia bianual dedicada a la investigación con expertos, instituciones, activistas y sociedad civil. Advertidos por parte de las organizaciones ambientales de base, los promotores del Pacto por la Tierra son conscientes de la importancia de que las iniciativas, para tener éxito, deban ser autónomas y descentralizadas. A fecha de cierre de este artículo, el texto íntegro de al-Mizan aún no se ha publicado. El borrador, que ya está traducido a cinco idiomas, se ha enviado a más de 350 organizaciones islámicas para su revisión y aprobación y se espera alcanzar el máximo respaldo incluyendo el de las instituciones islámicas de prestigio internacional como al-Azhar y el Muslim Council of Elders.

De acuerdo con sus promotores, el movimiento al-Mizan se dirige a todas las personas que quieren formar parte de ello, más allá de las comunidades musulmanas. Eso sí, consideran que aquellas personas y organizaciones que disponen de más recursos tienen una mayor responsabilidad para asumir el trabajo que es necesario para restaurar el ecosistema en equilibrio. Cabe desear que el potencial de la perspectiva ecológica holística del islam, presente en las iniciativas de sostenibilidad y cooperación medioambiental mencionadas anteriormente, se extienda en todo el mundo y que anime también en España a la creación de un mayor número de alianzas entre entidades ecologistas como Greenpeace o Ecologistas en Acción, y actores que se dedican al activismo medioambiental desde un enfoque basado en su fe. Las inundaciones, los incendios, las migraciones forzadas, la inseguridad alimentaria y/o económica, entre otros desastres, nos obligan a comprometernos con la justicia climática y a adoptar, de manera urgente, los cambios de comportamiento imprescindibles para llevar a cabo una gestión sostenible de los recursos.

Cómo citar este artículo

Lems, Johanna M., "Islam y el medio ambiente: discursos y acciones ante la emergencia climática", Cuestiones de Pluralismo, Vol. 4, nº1 (primer semestre de 2024). https://doi.org/10.58428/ZSSV9439

Para profundizar

  • Abdul-Matin, Ibrahim (2010). Green Deen: What Islam Teaches about Protecting the Planet. San Francisco: Berrett-Koehler.
  • Alkatiri, Wardah (2022), “What about a Green Caliphate? Global Environmental Islamic Governance for Devout Muslim Communities”. American Journal of Islam and Society, 39(3-4): 6-56. https://doi.org/10.35632/ajis.v39i3-4.3100
  • Foltz, Richard C., Denny Frederick M. y Baharuddin, Azizan (Eds.) (2003). Islam and Ecology. A Bestowed Trust. Cambridge (MA): Harvard Divinity School.
  • Lagarriga, Dídac P. (2014)- Eco-Yihad. Apertura de conciencia a través de la ecología y el consumo halal. Barcelona: Bellaterra.
  • Özdemir, Ibrahim (2012). La relación de todo con todo. La ética ecologista desde la perspectiva del Corán. Barcelona: Oozebap.

Suscríbete
a nuestros contenidos