La historia hacia el liderazgo: una combinación de personalidad, circunstancias y creencias
Ninguna experiencia es igual a otra. Isabel Romero Arias, economista, reconocida entre las cien, mujeres más influyentes de la economía y los negocios islámicos por el WOMANi, Directora General del Instituto Halal y Presidenta de la Junta Islámica desde el 2013, se definía una líder socio-religiosa que ha conseguido derechos no solo para las mujeres, sino para toda la comunidad musulmana. Su formación empresarial le ha aportado cualidades profesionales directivas en un contexto confesional marcadamente patriarcal. Ha tenido que vencer muchas resistencias de quienes consideraban su condición femenina inadecuada para desempeñar actividades de responsabilidad, como la de oficiar matrimonios. Sin embargo, su desempeño se ha proyectado como un potente agente de cambio tanto en el interior de las comunidades (igualdad entre creyentes) como en la sociedad en su conjunto (contra los estereotipos de la mujer musulmana). De manera semejante, Sara Lobato Ruiz, Coordinadora Nacional de Enseñanza Religiosa Evangélica (ERE) en FEREDE desde abril 2021 y pastora de la Iglesia Evangélica Bautista de Madrid-Villaverde coincide con Isabel en la dificultad de haber cruzado a un territorio masculino, en su caso, el del ministerio apostólico. “No todas las comunidades están de acuerdo con la consagración de mujeres como pastoras, aun así, hay seiscientas cuarenta mujeres reconocidas como ministras de culto en FEREDE”- afirma. Ella es parte del movimiento de tantas pastoras, obispas, diáconas y capellanas que han inspirado los liderazgos femeninos evangélicos en muchos países (véase a Libby Lane en Inglaterra). Su vocación de pastora está marcada por la idea de servicio a la comunidad en un sentido afectivo y efectivo.
Por parte de la Iglesia católica, confesión en la que la mujer no está representada en la estructura eclesial, Raquel Pérez Sanjuán, directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, apuntaba: “ser mujer en la Conferencia Episcopal, me da libertad”. Paradójicamente, el modelo jerárquico masculino de la Iglesia católica le ha ofrecido un marco propicio para desempeñar su trabajo con independencia. Lidera un equipo mayoritariamente compuesto por mujeres con gran versatilidad para adaptarse a demandas variopintas: “Una está para todo”. Esta disponibilidad y apertura hacen que su fuerza de trabajo no sea secundaria, sino de primer orden. Si bien quedan espacios por conquistar, manifiesta que la manera femenina de trabajar va modelando una nueva forma de liderazgo religioso masculino más inclusivo y participativo.
El carácter polifacético y la adaptabilidad son también características resaltadas por Carolina Aisen, directora de la Federación de Comunidades Judías de España. Ha realizado todo tipo de labores en el interior de las comunidades judías, las ha ayudado a desarrollar su máximo potencial y ha planificado cómo realizar los objetivos institucionales. Señala la existencia en nuestro país de una excesiva preocupación por el cargo o título. Cuando le preguntan “¿usted es directora, coordinadora, presidenta …?”. Ella contesta en nombre propio “Carolina de la Federación”. Por su lado, Inés Vázquez, miembro de la Comisión de Comunicación Federación de Entidades Budistas de España (UBE-FEBE) y de la comunidad budista Soka Gakkai, apuntaba que “el liderazgo es inspirar a otros a hacer lo mejor en cada momento” y esta inspiración no entiende de categorías sexuales. Ella no ha vivido su fe en estructuras religiosas jerárquicas androcéntricas, sino en condiciones de paridad con sus compañeros budistas. No puede separar su identidad budista de su identidad de mujer, de su identidad laboral o personal. Todo está conectado: “El budismo lo impregna todo, es inevitable. No soy budista a ratos”, añade. Señala que el liderazgo y los puestos de responsabilidad son dos conceptos diferentes: el cargo de responsabilidad puede llegar o no, dependerá de distintos factores. Sin embargo, el liderazgo “lo concede los otros porque lo captan”. Es un enfoque del liderazgo desde la afirmación interna, la autoconfianza, la autoestima y la asertividad. También, Clarisa Nieva, Directora de Asuntos Públicos de la Comunidad Bahá’í de España, compartió la importancia de la coherencia interna entre las creencias y el desempeño laboral. Clarisa resaltó la fortuna que ha tenido al haber combinado su vocación profesional con su vocación como creyente. Uno de los objetivos de las comunidades bahá’í es la mejora de la sociedad y el progreso de la humanidad y, ni lo uno ni lo otro, se hace prescindiendo de una parte del género humano. Clarisa señala que “a los ojos de Dios, la fe no tiene sexo”. Clarisa nos regaló la imagen inspiradora de la humanidad simbolizada en un pájaro que necesita de las dos alas para volar, tanto la masculina como la femenina: “Si ambas alas no están igualadas, la humanidad no despegará hacia el lugar donde le corresponde”. El avance de la sociedad pasa necesariamente por un enfoque holístico que integre tanto a mujeres como a hombres y supere la polaridad genérica que ha asignado a lo masculino y femenino distinto valor.